Para el comienzo del viaje

viernes, 29 de julio de 2011

Día 20 (28 de julio, kathmandu-Delhi)

Esto es increíble: madrugamos más que los nepalíes. Para cuando bajamos a desayunar, las tiendas siguen sin abrir y hay pocos bares. Nos tomamos un desayuno "yak breakfast", que tiene buena pinta: café, tostadas con mantequilla y mermelada, zumo de mango y tortilla francesa. Y todo por 1,50€.

Tenemos 4-5 horas por la mañana antes de irnos al aeropuerto y coger un avión con destino a nuestra ciudad preferida después de Jaipur: Delhi. 

Hacemos alguna última compra, preparamos las maletas (que ahora sí, son unas cuantas) y nos damos una ducha antes de hacer el check out. Lo gracioso es que el día que entramos al hotel, el chico nos enseño la habitación y al preguntarle cuánto era, nos dijo que 25$. Le dijimos que no, que le pagabamos 10 y aceptó al instante. Pues al hacer el check out, el tío nos quería cobrar 2500 rupias (25 euros) por dos noches y dos cenas, una de la cuales estaba pagada. Hacemos nuestras cuentas y nos da que son 1900. Y eso es lo que le pagamos.

Nos vamos y pedimos un taxi. Para uno y al decirle que queremos con taxímetro, nos dice que no, que al aeropuerto 400 rupias primero y 300 después. Nosotros queremos taxímetro, que siempre es más barato (y ellos lo saben), así que paramos a otro que sí acepta pero nos da más vueltas. Aún así el viaje nos sale por 225.

Otro día más en el aeropuerto y otro día más que alucinamos con su funcionamiento. Es difícil pero me explico: 

-Antes de entrar al edificio, hay que enseñar pasaporte y billete de avión, por lo que las despedidas son fuera aquí también.

-Al entrar al edificio, hay que enseñar billete y pasaporte, además de pasar las maletas por una máquina infrarrojos y nos cacheen.

-Una vez dentro, hay que subir unas escaleras para coger el avión, pero antes de subir las escaleras hay que enseñar billete y pasaporte.

-Arriba te tiene que sellar una hoja de salida.

-Para ir a la puerta de embarque, hay que enseñar todo lo que uno lleva en la mochila, y aunque parezca mentira, hay que volver a enseñar billete y pasaporte.

-Para coger el autobús que nos lleve al avión, hay que enseñar billete y pasaporte, como en un aeropuerto normal.

-Antes de subir al avión, otra vez a abrir la mochila y cacheo.

-Y ya por último, para subir contentísimo al avión, otra vez a enseñar billete y pasaporte.

Ahora, aquí viene el chiste: cuando nos sentamos en nuestros asientos, nos damos cuenta de que Borja lleva unas tijeras y cuchillas en la mochila. 

Es curioso también ver en el aeropuerto cómo hay más operarios holgazaneando que pasajeros. Hay un momento donde contamos 15 personas alrededor sin hacer nada y aparentando que trabajan: dos chicas que, supuestente, reparten identificadores de mochilas, una señora que deambula por ahí, un tipo que les echa unas cuantas miradas e intenta ligar con ellas (con poco éxito), dos que toman un café y otro que se dedica a pasear.

Esto es lo que se llega a hacer cuando se pasa tanto tiempo en un aeropuerto.

Al fin, después de 4 chequeos, 20 revisiones de billetes y pasaporte y un sellado del visado, el avión despega sobre las tres de la tarde.

Llegamos sin problemas a nuestra querida India (o incredible India, como dijo nuestro querido Weiner). 

Nada más salir de avión ya se nota la humedad y ese "olor a calle". Tenemos prisa, que el stand de Lufthansa cierra a las 17.30 y tenemos que hacer el tema del visado.

Sobre las 17h nos vamos a todo correr a preguntar si nos pueden cambiar el vuelo. Ahí hay una oficina  que es la misma para Lufthansa, Air France o British, un el mismo chico trabaja todas las compañías. Al principio no nos pone ningún problema, pero luego nos dice que él no puede hacer nada, que tenemos que llamar a un número. 

El problema es que, como bien he explicado, si sales del aeropuerto necesitas un billete para volver a entrar en el aeropuerto, y sino, es practicamente imposible ponerte a explicar esto a lo polis. Les decimos que tenemos que hacer una llamada y, una vez más y ya van veinte mil, tenemos que enseñar billete de avión y pasaporte para hacer una simple llamada. Lo de los aeropuertos de la India y Nepal nos dan para otro blog entero.

Llamamos y no hay manera, no nos pueden cambiar los vuelos, así que nos quedamos una semana más en nuestra querida India. 

Lo bueno es que es llegar y viva las aventuras.

Cogemos taxi al hotel y el chófer no tiene ni idea de dónde está. Ni siquiera sabe dónde esta ésa zona ni sabe leer el mapa. No saben situarse y supongo que será porque no saben leer. Total, que el figura nos dice que para qué ir hasta ahí, que hay mejores y más baratos cerca (lo dudamos). Nos lo tomamos a cachondeo y le decimos que nos enseñe uno.

Vamos al hotel este que dice el amigo que es mejor y más barato. Por fuera no tiene mala pinta, así que entramos y le decimos al jefe que nos enseñe una habitación. Subimos, abrimos la puerta y el chico pone el ventilador del techo (dato importante). Echamos un vistazo al baño, a la cama y corremos las cortinas, a ver que vistas tan maravillosas tiene. En ese momento salen dos pajaros que se escondían detrás de la cortina y, sin rumbo, uno de ellos corre la mala suerte de estrellarse de pleno con el ventilador. Resultado: pajaro amputado y cadáver encima de nuestra cama. La pata se queda colgando en el ventilador y el jefe dice que "no problem", que se puede dormir ahí (mientras aparta el cuerpo del pájaro fenecido). El ataque de risa nos dura unos cuantos minutos, lo que tardamos en salir del hotel rumbo al que teniamos en mente.

Tardamos un buen rato en encontrar el hotel, ya que el chófer no tiene ni idea y le tenemos que guiar nosotros. Hay un momento que el muy caradura tiene la geta de cabrearse y echarnos la culpa, cuando el tío no sabe si está en Delhi o en Pekín. 

Al fin encontramos el hotel, pero llegamos calados, que el monzón se hace notar. Después de regatearle un poco al jefe, nos da una buena habitación con aire acondicionado y un baño decente. 

Nos damos una ducha caliente y vamos a hacer la compra a un super que nos aconsejan cerca del hotel. Al fin un super en la India! Nunca nos habíamos alegrado tanto de ver cereales kellogs, galletas maría o galletas digestive.

A la vuelta nos damos prisa, que está cayendo una buena. Las aceras se llenan de charcos y la gente de la calle sigue igual: tirado en el suelo mientras se ponen hechos un cristo. Lo gracioso es que de camino, medio corriendo, Borja pisa un charco y moja a un señor que cenaba por ahí. El marquesito se cabrea y nos echa la bronca, mientras cena con las manos y descalzo con toda la basura que hay en el suelo.

Llegamos al hotel y subimos a la azotea a cenar. Ahí conocemos a dos españolas que se van al día siguiente. Al no tener mesa, como caballeros que somos, les decimos que se pueden sentar en la nuestra. 

Compartimos muchas historias y anécdotas mientras esperamos a que nos traigan la cena, que tanto en la India como en Nepal es un buen rato. Nos cuentan que al norte de Delhi hay un pueblo bonito y muy tranquilo: Rhisikesh, donde fueron los Beatles a hacer yoga. Así que ya tenemos decidido nuestro próximo y último destino antes de volver. Mañana cogeremos los billetes de tren, pero ya vale por hoy que estamos sin fuerzas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario