Para el comienzo del viaje

lunes, 18 de julio de 2011

Día 9 (17 de julio, Varanasi)

La noche en el tren fue, como ya lo dije, una de las peores de nuestras vidas. Es algo difícil de contarlo, pero ahí vamos.

Nuestro gran amigo del tourist office "oficial" tuvo la gran idea de cogernos los billetes nocturnos de tren que, en vez de partir desde Kajuraho, lo hacía desde Jhansi. Jhansi es un pueblo que no está en el camino a Varanasi, sino que hay que volver hacía atrás. El tío nos dijo que había buses hacía allí y que solo tardaba dos horas. Una vez más, nos damos cuenta de que nos ha mentido, ya que preguntamos a los del hotel y nos dicen que hay unas cinco horas en bus. Además, el último bus sale a las 11 de la mañana, por lo que no hay posibilidades de ir a Jhansi.

El chico del hotel nos propone ir a Mahoba y coger allí el mismo tren, pero en vez de ir hacía atrás, estariamos más cerca de Varanasi.

Así que nos coge un coche para ir a Mahoba, como ya conté en el día 8.

Entramos en el tren casi en marcha y sorpresa, una más: el apuntador nos dice que teniamos que haber subido en Jhansi y que no tenemos cama. Claro, los listos de ellos lo que hacen es, cuando hay una cama vacía, revender el billete. Entre esto y que el del hotel no nos había dicho nada al respecto (seguramente para llevarse una comisión por lo que pagamos por el coche), tenemos que hacer un trayecto de 10 horas en tren de pie. Perfecto.

Mientras discutimos con el tío, nos ignora por completo y se dedica a decir "no, no" sin apenas mirarnos a la cara. Casi llegamos a las manos ahí mismo. Estamos bastante hartos de los hindúes. De verdad, la gente es muy mala aquí, nadie ayuda nada en absoluto. Una vez más, "incredible India".

Pasamos tres horas de pie, hasta que un tío nos dice, a las cuatro de la mañana, que hay tres camas vacias. Sin pensarlo, nos tumbamos y dormimos hasta las 9 de la mañana.

Nos despertamos casi en Varanasi y al salir del tren ya tenemos a 10 hindúes al rededor. Tuc tuc, taxi, guías,... Lo de siempre. Me paro a ponerme las lentillas y aquello parece un show: todos mirando viendo cómo me las ponía.

Regateamos con todos los conductores y vamos al hotel por 20 rupias. Lo de regatear es un arte, un arte que poco a poco empezamos a dominar. La verdad es que o te pones duro o te sacan hasta la última rupia.

Llegamos al hotel y hacemos el check in. El hotel tiene buena pinta pero, como siempre, te acaba defraudando.

Decidimos ir a la piscina de otro hotel, el hotel Surya. Nos lo habían recomendado y al llegar, nos damos cuenta de que sí, es bastante mejor. Llegamos con la camiseta empapada y nos vamos directos a comer algo, que llevamos 15 horas sin comer nada.

Al terminar, decidimos llamar al Shafi (el operador y gran amigo nuestro de la agencia) para que nos traslade a este.

Vamos a nuestro hotel y los de recepción no nos ponen más que trabas para hacer el check out. Aquí no te ayudan en nada, todo es dinero.

Al fin conseguimos irnos al otro hotel. Echamos siesta y al despertarnos, escuchamos música a tope en la piscina, algo así como dance hardcore hindú, de esto que suena en el Itzela de Varanasi. Decidimos probar suerte después de tanto tiempo sin fiesta, nos ponemos nuestros mejores trajes de gala y nos vamos a la fiesta.

Al entrar en la piscina, sopresa, nos quedamos de piedra ante tal espetáculo bochornoso: 20 hindúes en una piscina y lo mejor, un hindi con turbante solo bajo una carpa que echaba agua bailando como si no hubiera un mañana. Madre mía, menudo show. Puede que sean mala gente, pero son de lo más graciosos.

Un camarero nos invita a marchanos, ya que es una fiesta privada, pero tranquilo majo, que no tenemos ningún interés en permanecer ahí.

Vamos al bar del hotel y una vez más comprobamos la total ineficiencia de los hindis: hay unos 10 camareros pero tardan 10 minutos de reloj en servir una cerveza, que además, la traen caliente.

Tomamos alguna cerveza y nos vamos a cenar al hotel. Pedimos comida hindi (error) y nos vamos a la habitación.

La noche no es que sea peor que la del tren, pero tampoco es buena. Digamos que la comida hindi pasa factura.

Mañana último día en la India: tranquilidad por la mañana y bote por el Ganges.

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